Autors: Espinet-Ubach
www.espinet-ubach.com/
Año de Realización: 1996-1997Promotor: Universitat de Lleida
Superficie: 7.470 m2
Pressupuesto: 3.100.000€
Constructora: COMSA
Colaboradores:
Aparejador: Rafael Panadès
Estructura: Robert Brufau
Instalaciones: Einesa
Fotografía: Lluís Casals
Memòria:
Se trata
del primer edificio construido en el nuevo campus de la Universidad de Lleida,
conocido como Cap Pont. A su lado está previsto construir con carácter
inmediato la biblioteca universitaria, edificio emblemático con el que se
conmemorará el setecientos aniversario de la concesión por parte del rey
Alfonso de la cédula creacional L’Estudi General de Lleida, que fue la
primera Universidad de la Corona de Aragón. La biblioteca se edificará según
proyecto de Kristian Gullichsen.
La
histórica ciudad de Lleida está construida sobre las faldas de un montículo presidido
por la fortaleza-castillo de La Suda y la antigua Seo; el tejido urbano ocupa
los terrenos en pendiente hasta llegar a las aguas del Segre. Los terrenos
situados en la otra ribera han sido, hasta los tiempos actuales, campos de
cultivo que periódicamente inundaban las habituales crecidas del río. La última
de ellas, en 1982, produjo enormes destrozos en toda la franja que va desde el
río hasta la carretera de Barcelona situada a unos trescientos o cuatrocientos
metros más allá.
Como
consecuencia de esta inundación, La Paeria (el Ayuntamiento de Lleida)
optó por canalizar la margen izquierda del Segre, evitando de esta manera las
inundaciones sobre la ribera izquierda y recuperando al mismo tiempo una
importante superficie en la que se está asentando el crecimiento,
extremadamente vigoroso, de la ciudad.
El paseo
de Jaume II, construido sobre el dique que ha permitido canalizar el río,
presenta un perfil sorprendente. La altura del muro es muy superior a los
terrenos interiores que antaño fueron campos de cultivo y que obviamente han
quedado hundidos respecto al dique.
El campus
tiene una forma muy compacta, casi cuadrada, rodeada por calles cuya cota
altimétrica es superior a la que presenta la parte central. Estas dos
características conforman la estructura edificatoria del nuevo campus bajo una
misma tipología y una imagen formal muy similar.
Cada una
de las construcciones se alinea con la calle periférica que rodea el campus, de
la que recibe el orden urbano y la cota de acceso. Una vez dentro, se desciende
a la planta inferior, que se encuentra al mismo nivel que la zona interior del
campus.
Nos
encontramos ante una estructura arquitectónica con dos caras diferenciadas y
roles muy distintos. Por un lado, el cuerpo que da a la periferia del campus y
que hace de fachada a la ciudad, y por el otro, la que da al interior,
configurando el área central que hace las veces de campus tradicional de corte
anglosajón. De hecho, sólo se accede a él desde el interior de cada uno de los
distintos edificios universitarios.
La
fachada al río ha sido objeto de un control formal muy estricto por parte de
las autoridades urbanísticas de Lleida, dada la importancia que sin duda tiene.
Se ha pensado en construcciones semejantes en cuanto al tamaño, de unos
cincuenta metros de longitud y con una altura correspondiente a planta baja y
tres plantas, separadas entre sí por un espacio vacío de unos veinticinco
metros. La regularidad y coincidencia de los volúmenes, así como de los
espacios vacíos entre ellos, será la nueva fachada del campus de Cap Pont al
río, visto desde la parte vieja de la ciudad.
Queremos
hacer hincapié en la muy baja calidad resistente de los terrenos que ocupan las
inmediaciones de los lechos de los ríos, y el Segre no es una excepción. Es,
pues, necesario usar pilotajes para transmitir las cargas al suelo.
Esta
característica del terreno, junto al desnivel entre el dique y el terreno central
del campus, que antes hemos mencionado, nos ha permitido proponer una
estructura reticular muy medida en su geometría, de tal forma que ha aparecido,
casi a coste cero, una planta de aparcamiento en el nivel subterráneo, a la que
se ha adosado una galería de instalaciones.
Los
edificios universitarios, sea cual sea su especificidad, muestran una cierta
tipología parecida: unas áreas ocupadas por los despachos de los docentes, en
general pequeños, unas aulas de tamaño diverso, áreas de administración y
finalmente cuerpos especiales que se corresponden con la especialidad de cada
uno de los edificios.
Hemos
situado las partes más regulares en el interior del cuerpo paralelepipédico, que
da fachada al río. Se trata de un volumen contundente, de cubierta plana y
superficies tersas.
El
material empleado básicamente en la fachada es la piedra caliza moka Portugal,
de gran calidad textural y cromática, que a través de un despiece sutil y muy
medido le confiere una expresión de pieza muy elaborada. Sobre ella aparecen
pautada y ordenadamente los huecos de las ventanas, con carpintería de
aluminio, protegidas de la dureza del sol por medio de unas viseras que
transmiten unas sombras sobre la fachada y éstas a su vez unas vibraciones de
gran interés formal.
El
edifico central está unido por una escalera en uno de sus extremos que, gracias
a su colocación ligeramente girada, rompe la rotundidad del cuerpo del edifico
ofreciendo una característica plástica de gran expresividad formal que indica
la situación del acceso. En la
parte posterior, es decir, la que da frente a la zona verde del campus, y bajo
una cubierta curva de grandes dimensiones se encuentran las aulas de gran
tamaño y los talleres exigidos por el programa. Entre
ambas partes aparece el espacio de mayor interés de la propuesta arquitectónica.
Se trata de un vestíbulo a doble altura a través del cual se organizan todas
las distribuciones del edificio.
La
cubierta está organizada en forma de gran claraboya, en la que las láminas de
hierro, imprescindibles para sustentarla, están dispuestas de tal manera que
organizan un gran brise-soleil por el que entra la luz en gran cantidad pero
muy matizadamente los rayos del sol.
En uno de
los extremos aparece, transparente y liviana, una gran escalinata metálica con
peldaños de luneta vidriada. Y en el otro extremo, una pequeña pasarela
horizontal permite acceder a la biblioteca de la Escuela, precisamente desde el
espacio más representativo.
La
arquitectura del proyecto persigue un doble lenguaje. Así la fachada que mira
al casco urbano se configura como un edificio de geometría austera, con
aplacado de piedra caliza y perforaciones horizontales protegidas por largas
pestañas antisolares. Por el contrario, en la parte posterior, que mira al
campus, las formas se vuelven más orgánicas, realmente rurales, con cubiertas
metálicas ligeramente curvadas, amplios ventanales abiertos al sur y espacios
iluminados específicamente para usos interiores.
El acceso
desde la calle se produce por un vacío creado en el volumen principal, justo al
final del edificio. El núcleo principal de accesos está diseñado como una
rotura del paralelepípedo en forma de cuerpo emergente y girado a noroeste,
posibilitando así una amplia perspectiva del altiplano del Gardeny.
El interior
del edifico sigue una estricta repetición de funciones y espacios en sus
plantas, asegurando la fluidez de circulación y la repetición favorable de las
diferentes redes de instalaciones. Se ha previsto la posibilidad de cambio de
las distribuciones, pensando en las más que seguras modificaciones que sufre
todo edificio universitario a lo largo del tiempo. Una
retícula estructural repetitiva y generosa de medidas unida a la inexistencia
de pilares, de las paredes exteriores de cerramiento, permiten el paso libre de
las instalaciones perimetrales que proporcionan flexibilidad en los cambios y
un sencillo mantenimiento de las instalaciones.
Fotografies:
Plànols:
Bocetos:
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